Patrimonio Histórico
Generar la condición legal de Monumento Nacional en categoría de Monumento Histórico implica reconocer los valores y atributos originados desde una forma de vida ligada al desarrollo de la industria salitrera. Capacidades y virtudes que no solo están reflejadas en lo arquitectónico, el sistema constructivo y su relevancia histórico artística, sino que también, se erigen como soporte material del patrimonio intangible de un poblado que ansía la conservación efectiva e integra de una edificación que formó, forma y formará parte importante de labores litúrgicas, sociales y de enseñanza.
Una deuda que, tal como lo resume el padre Carlos Gaier, forma parte del compromiso asumido por el Gobernador de la región de Tarapacá, José Miguel Carvajal, y de todos quienes trabajamos en la Corporación de Desarrollo de Tarapacá.
Protección
“La importancia que tiene declarar la iglesia como Monumento Nacional recae en la protección que se le entregará a todo el sector, impidiendo una posible demolición y activando cualquier tipo de acciones de intervención que pongan en riesgo sus valores y atributos”, sostuvo el arquitecto Rodrigo Fuentes de La Paz, quien advirtió que el reconocimiento a nivel nacional pondrá a la iglesia bajo un circuito turístico trascendental donde también hay más inmuebles protegidos bajo la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales.
“De hecho Tarapacá ya cuenta con 126 monumentos nacionales, divididos en 62 Monumentos Históricos (MH); 52 Monumentos Públicos (MP); 5 Zonas Típicas (ZT); 4 Monumentos Arqueológicos (MA); y tres Santuarios de la Naturaleza”, concluyó Fuentes.
Orgullo y devoción
Desde sus atributos arquitectónicos, la iglesia es un referente de la tipología constructiva industrial denominada Balloon Frame, conocida también como armazón de globo. Una técnica basada en vigas y pilares modulares de madera que se popularizó durante el siglo XIX en Estados Unidos.
Los primeros antecedentes históricos que dan cuenta de la existencia material de esta iglesia están asociados a la fundación del poblado de Huara en 1885, fecha en que el pueblo se constituye en el centro administrativo y de servicios a la industria del salitre. Un año más tarde, se organizaron las Parroquias de Pisagua e Iquique, La Noria, Lagunas, Negreiros y Mamiña.
Actualmente, la Iglesia de Huara es parte del conjunto de inmuebles de valor cultural de uso frecuente en actividades religiosas y fiestas patronales del poblado, donde destaca la Fiesta Patronal de la Virgen del Socorro y la Fiesta Patronal de Santa Rosa de Lima. Una festividad ligada a la Patrona del Pueblo y a la que concurren tanto feligreses de pueblos cercanos, como devotos de Perú y Bolivia.
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